5 Restaurantes medium cost

Eulis

Se habla hasta aburrir de la cocina low cost, de restaurantes que intentan adaptarse a la crisis con propuestas económicas que no desdeñan un cierto nivel gastronómico y que en ocasiones llevan la firma de cocineros conocidos, llámense gastrobares, segundas marcas o bistronómicos. Ahí siguen también dando –siempre- que hablar las grandes propuestas gastronómicas, la alta cocina, clásica o de vanguardia, tradicional, de producto, estrellada y bendecida por las guías y el público. Son los dos extremos de la oferta. Pero en medio se sitúan la inmensa mayoría de los restaurantes. No todos son interesantes, claro, aunque sí éstos que les proponemos.

Podríamos llamarlos restaurantes medium cost, es decir, de un precio muy compensado en relación a la calidad del producto que ofrecen, el nivel culinario, la ejecución de los platos, la carta de vinos o el servicio. Son ofertas equilibradas, razonables, con seny. No son baratos (pueden estar entre los 40 y 55 euros), pero tampoco caros, sobre todo porque la aquiescencia con el precio que se paga está siempre en función de valor que tiene una adquisición determinada. Y en estos restaurantes hay que valorar positivamente muchas cosas.

EdulisEdulis. Velázquez, 11. Tel.: 91.220.75.19. Hace un año Víctor Iglesias y Alfonso Figueroa dejaban el pequeñísimo y minimalista comedor de una escondida callejuela de Chamartín para trasladarse a un señorial espacio en pleno barrio de Salamanca. En este nuevo comedor de Velázquez la propuesta gana muchos enteros. El espacio derrocha buen gusto, un “neoclasicismo de contrastes”, con elementos contemporáneos, toques industriales y una conseguida iluminación. Y para comer, platos con productos de temporada, bases clásicas y tradicionales y un tratamiento actual. Estupenda la coca de arenques, muy sabroso el canelón de ciervo, buenos y cambiantes risottos (como el de butifarra negra y cigala). Imperdonable no probar su steak tartar, casi perfecto. Menús degustación: 40 y 47 euros.

Sudestada-©Rosa-Veloso-bSudestada. Ponzano, 85. Tel.: 91.533.41.54. Dos argentinos, Estanis Carenzo y Pablo Giudice, han conseguido encandilar a una legión de seguidores gourmets/foodies entorno a su personalísima cocina del sudeste asiático. Los múltiples matices del recetario de Tailandia, Vietnam, Camboya, Laos… pasados por el peculiar filtro de Carenzo se concentran en una carta corta que este 2013 vira más hacia los productos de temporada (ahora cerdo ibérico de bellota, cítricos, trufa negra, grelos, cangrejos de mar), y que sigue fusionando ingredientes y técnicas con enorme desparpajo. Junto a las nuevas elaboraciones (pluma de matanza con nam prik de cangrejo salado, my xao wagyu o fideos crocantes de trigo biológico con carne de wagyu y trufa negra confitada) se mantienen platos ya clásicos en el menú, como los auténticos nem cua (rollitos vietnamitas), los deliciosos dumplings o el curry rojo de carrillera de vaca, un imprescindible. Como los son los cócteles que prepara Giudice, en especial su caipirinha Sudestada. Cuidado, porque puede crear adicción. Menús degustación: 45 y 55 euros.

Mercado-de-Espronceda-©JRA2984El Mercado de Espronceda. Espronceda, 27. Tel.: 91.535.39.02. Forma parte de uno de los más de veinte negocios de restauración del grupo Oter, uno de los más sólidos del panorama gastronómico madrileño (no hay más que ver que plena crisis siguen abriendo restaurantes).Recientemente renovado, ocupa el antiguo Il Gusto –que también les pertenecía- al que han cambiado completamente de concepto. Ha sido un acierto, no sólo estético, sino también culinario. El local ha ganado frescura y versatilidad, con las nuevas y bien puestas mesas altas de tapeo, y el comedor ha dulcificado su puesta en escena. Como la carta, que ha dejado de lado su vertiente italiana, españolizándose. Estupendo producto –emblema de la casa Oter-, especialmente sus seleccionados pescados y mariscos, y platos que gustan a todo el mundo, de correcta ejecución y planteamientos sencillos, que es lo que requiere la materia prima. No hay que perderse su magnífico y crujiente pan de cristal con jamón ibérico, las gambas rojas terciadas de probada frescura (el tamaño permite un precio más módico), o las almejas a la sartén con un acertado toque picante. Se come con gusto la coca de trufa negra y queso fontina, el lenguado, el steak tartar… Un nivel de regularidad encomiable. Y un servicio sumamente amable.

ASGAYAAsgaya. Dr. Fleming, 52. Tel.: 91.353.05.87. Abrió en verano del año pasado y contra viento y marea –léase crisis- funciona a pleno rendimiento (damos fe de sus llenos a la hora de comer cualquier día de la semana). Acaba de ampliar y acristalar su terraza, que frecuentan fumadores agradecidos, y dentro el comedor muestra una elegancia vestida en madera pero con un aire moderno. Perfecto para la clientela de la zona (mucho business), como la cocina de evidente base tradicional asturiana, pero con cierto refinamiento y los toques personales de Andrés Madrigal, su chef asesor. Las raciones hacen honor a su nombre (Asgaya significa en bable abundancia), por lo que hay que tener cuidado al elegir. ¿Y el qué? Por ejemplo, unas sardinas que se terminan de ahumar en la mesa en una cacerola ad hoc. O la lasaña de centolla, un plato clásico pero agradable. Están muy sabrosos los huevos rotos al cabrales sobre crujiente de fariñes, como el falso arroz de pescado y mariscos con alioli, o las verdinas, de fondo sustancioso. Entre los incunables de la casa, el cachopo o la merluza a la sidra, plato irrenunciablemente astur. Con los postres, ineludible arroz con leche. La bodega también acompaña.

AlboraÁlbora. Jorge Juan, 33. Tel.:91.781.61.97. El que fuera Sula se ha renovado y reabierto con nuevas perspectivas. Detrás siguen estando dos figuras de la gastronomía (José Gómez, de Joselito, y Cayo Martínez, de Conservas La Catedral de Navarra) lo cual ya es de por sí una garantía. Pero también lo es el nuevo equipo que ha arrancado con fuerza: Jorge Dávila (ex Piñera) y José Mª Marrón (ex Balzac) en la sala y un discípulo de Martín Berasategui, David García, al frente de la cocina. Respeto al producto es la máxima, como no podía ser de otro manera en un lugar como éste. Empezando por la trilogía de jamón Joselito, una cata vertical de gran reserva de la añada 2005, 2006 y 2008, un curioso ejercicio palatal. En la carta manda la temporada, los guisitos reconfortantes, las verduras, las carnes y pescados nobles. Como las delicadas alcachofas confitadas con crema de guisantes, o el bacalao con pochas y caldito de chipirón (magnífico, se nota la escuela berasateguiana). Estupendo (producto, producto) el carpaccio de presa ibérica con piñones y parmesano, y clásica (mejor con un poquito más de salsa) la liebre a la royal. Gusta también, y mucho, la bodega, de envergadura. Y una buena opción: casi todo se puede pedir por medias raciones, lo que rebaja la factura final.

RAQUEL CASTILLO