Parajes, Izadi, Pazo das Bruxas, Habitat, L’Alba del Mar o Qué bonito Cacareaba ayudan a superar prejuicios sobre el color del vino y apetecen con los primeros calores.
Uno de los enólogos menos convencionales de España, Javier Rodríguez Sanzo, que interpreta diversos terroirs y variedades de la península en clave muy personal, acaba de lanzar Parajes 2011, un singular coupage de verdejo y viognier cultivadas en la comarca de Rueda. En nariz es una explosión de frutas tropicales, a las que 6 meses de crianza en roble francés le dan sofisticadas y elegantes notas de cedro, tabaco y minerales. En la boca es fresco y corpulento como los grandes blancos. Igual que ellos, tiene larga vida por delante. Cuesta unos 14 euros.
Otro blanco fermentado y criado en barricas —nuevas— de roble francés —durante 3 meses— procede de una región y una bodega famosas por sus tintos de tempranillo: la Rioja alavesa e Izadi, cuyo viura y malvasía de 2012 ya se puede comprar a unos 9 euros la botella. Huele a melocotón y piña con toques ahumados y florales. En boca destaca la acidez que hace de él un vino eminentemente refrescante y veraniego, pero no le falta la estructura y la untuosidad que le dan un empaque suficiente como para desenvolverse con soltura en la mesa.
Bodegas Torres, con 7 denominaciones de origen españolas —aparte de sus vinos chilenos y californianos—, ha puesto otra pica en su mapa varietal y geográfico. El nuevo Pazo das Bruxas es un albariño joven de libro, fresco y frutal, aromático y elegante, goloso y suave: por unos 10 euros, un soplo atlántico para la gastronomía mediterránea más ligera —del marisco o el pescado blanco al queso de cabra— y para los calores que se avecinan. Torres incide cada vez más en su línea ecológica con sus nuevos Habitat, que incluyen un xarel·lo y garnacha blanca con DO Catalunya a unos 8 euros. Es un vino de 2012 sin crianza, con un juvenil frescor frutal y un toque anisado.
De la DO Alicante viene el blanco de Faelo, la empresa ilicitana que recuperó hace poco más de una década la tradición viticultora familiar para elaborar vinos modernos en el Campo de Elche. L’Alba del Mar, su chardonnay con 4 meses de barrica, está en la línea de L’Alba —un magnífico rosado de syrah— o de La Dama —un cabernet que mejora año a año— y aclimata una variedad francesa a un entorno mediterráneo. Chardonnay impecable, fresco y elegante, integra la frutosidad de la cepa y el caché de la madera. Y tiene una admirable relación calidad-precio: unos 7 euros.
No es nuevo, pero es grande y tiene uno de esos nombres que hacen sonreír. Qué bonito Cacareaba, del riojano Benjamín Romeo, no es un blanquito del año: con casi 15 grados y un par de polifenoles, está hecho para durar. Coupage de malvasía, viura y garnacha con 6 meses de roble francés nuevo, es un blanco poco frecuente en España en cuanto a estructura, complejidad y precio: unos 35 euros de intensidad aromática y peso en boca.
LLUÍS RUIZ SOLER