Áticos con vistas

Por Raquel Castillo

De la mano de los grandes hoteles urbanos encontramos algunas de las terrazas más cosmopolitas y sofisticadas de España, reducto de una clientela a la última que quieren ver y ser vistos.

Sin duda, una de las más bonitas y glamurosas de MADRID es la Terraza del hotel Urban, que concita la atención de la gente guapa de la ciudad. Diseño, vistas y magníficos cócteles, que en el apartado gastronómico se centran en un menú degustación diseñado para el restaurante de la azotea, El Cielo del Urban. Atmósfera teatral, absolutamente moderna, y una propuesta culinaria en la que no faltan el jamón ibérico de bellota, el foie, el bogavante o el buey wagyu. Después, una copa en La Terraza.

Otro punto de encuentro ineludible es el The Roof del hotel Me by Melia, una amplísima terraza —sofás blancos, madera de teka, camas balinesas— con las mejores panorámicas de Madrid. Tragos largos, cócteles, champagnes y tapas modernas se pueden tomar en este privilegiado mirador que arrasa en la noche madrileña.

Cultural y chic. Así es la propuesta de El Mirador del Thyssen, la deliciosa terraza ubicada en el ático del museo, perfecta para cenar tras contemplar sus obras de arte. Y en la mesa, cocina de mercado, mediterránea y cosmopolita. Para muestra, la merluza confitada al lemon grass.

En la calle Serrano, en la azotea del edificio ABC y con vistas al Paseo de la Castellana, se puede disfrutar de la gastronomía del chef navarro Pedro Larumbe, además de copas y cócteles. Este año, además, con la novedad de que se puede hacer picnic sobre el césped artificial.

Como primicia de este verano, la azotea del Palacio Cibeles. En realidad, dos espectaculares y concurridas terrazas, la propia del restaurante y otra con mesas bajas y sofás para tomar copas. Y, en lo gastronómico, cocina tradicional puesta al día a cargo de Adolfo Muñoz —propietario del restaurante homónimo de Toledo—, en recetas con vocación de ligereza y propuestas clásicas como su famosa perdiz estofada.

Para tomar una copa mirando hacia el skyline de BARCELONA, Visit Up (Hotel Pulitzer), un ático que reúne gente a la última dispuesta a divertirse por la noche. Y para ello cuentan con una carta sencilla a base de snacks y tapitas, además de combinados frutales con base de ginebra o vodka

Un público guapo y trendy se reúne en el Sky Bar del Gran Hotel Central de Barcelona. Tapas, vino, champagne y copas de moda —mojitos, tequilas, margaritas, gintónic— se ofertan en esta privilegiada atalaya, de piscina infinita y atmósfera chill out.

Recientemente inaugurada, la terraza del Hotel Omm también ofrece una fantástica panorámica de la Ciudad Condal. Su barra de ostras, los platos de temporada y la oferta coctelera concitan a los barceloneses más cool.

Sin dejar la capital catalana, resulta ineludible asomarse a la terraza de La Dolce Vita (Hotel Majestic) para disfrutar, copa en mano, de un ambiente glamuroso y las mejores vistas de la ciudad, matando el apetito con una cocina ligera de picoteo a base de montaditos, tortillas, albóndigas…

Una cena de mucha altura, y no sólo porque el restaurante está en la planta 24, es la que ofrecen los hermanos Torres en el Dos Cielos del hotel Me by Meliá. Cocina de vanguardia, ligera y muy mediterránea, llena de fusión y originalidad. Para muestra, su crema de raíces amazónicas con caviar de Segú o el pescado de escamas cocido con sal de hierbas. Imprescindible.

En VALENCIA, Vertical saca a la terraza de un ático que domina la zona de La Ciudad de las Artes y las Ciencias la cocina sólida y conemporánea que dirige Jorge de Andrés. Su hermano Javier lidera un grupo cuyo buque insignia es La Sucursal, que marca tendencias con Coloniales Huerta y que se ha hecho cargo de la Escuela de Hostelería Gambrinus en el emblemático Espai Rambleta: todo un referente.

El hotel Larios de MÁLAGA, de la cadena Room Mate, apuesta por una oferta agradecida. La suya es la terraza más glamurosa de la ciudad cuando cae la tarde. Porque a sus impresionantes vistas desde la quinta planta une un diseño minimalista en blanco y negro, enormes sofás y mesitas en las que complacerse con su carta de gastrobar —ensaladas, cazuelitas, croquetones, ibéricos, pasta—, además de las preceptivas copas y cócteles. De fondo, música chill out y beach house.

Sobre los tejados de ALICANTE y de su encantador barrio antiguo, el restaurante El Ático es un veterano local que se consolida desde el año pasado tras diversos cambios de rumbo. Cocina sin grandes complicaciones y bien ejecutada, menú romántico especial para parejas y estupendos cócteles.