Brel cumple treinta veranos a pie de playa

Brel-DEST¿Quién dice que en la playa sólo se come calamares a la romana y arroz a banda? Cuando el calor aprieta, nada mejor que una buena terraza en primerísima línea de mar y una oferta gastronómica que va desde las mejores pizzas hasta la cocina más creativa. Eso es Brel, en El Campello (Alicante). Con treinta veranos a sus espaldas —se inauguró el 18 de julio de 1986— se reinventó por completo a finales del año pasado con el joven Gregory Rome al frente. Sin olvidar que ha sido la mejor trattoria de la Costa Blanca, la tercera generación de este restau­rante familiar lo ha convertido en un referente gastronómico sobre el que la crítica se vuelca en elogios.

“¿Sabes qué te digo? Que te apuntes el nombre de Gregory Rome en negrita”, ha escrito Xavier Agulló en 7 Caníbales. Según Lluís Ruiz Soler (diario Información), “Brel sigue fiel a sus orígenes y a sus clientes fieles, pero, so­bre todo, a sus propios sueños.” Para Eva Celada (Con Mucha Gula), “Gregory Rome consigue trasladarnos a los menús degustación de restau­rantes con galardones.” Pedro Nuño de la Rosa (El Mundo) no duda en re­comendar la cocina de Brel: “Les garantizo toda una sinfonía de la imagi­nación al servicio del paladar.” Y, por lo que cuenta Jorge Guitián en su blog, “cocinan, se divierten, lo hacen bien y son capaces de sacarse de la chistera algunos momentos realmente altos en el menú.”

En la carta de Brel para el verano de 2015 hay novedades tan fascinantes como las vieiras al wok con curry rojo, sésamo y ajetes, el helado de foie a la brasa o el lluç ahumado con escabeche de café. Y platos tan brillantes como el ravioli de mar, el tuétano de atún o el arroz con turrón y gamba roja. En un entorno rabiosamente marinero, sorprende muy gratamente el genial tratamiento de carnes como la panceta de cerdo ibérico —con jugo de gamba roja— o el costillar de ternera ahumado y lacado con cerveza. La creatividad y la técnica también aparecen en los postres de Pamela Romero: agua de Valencia o rojo y chocolate, por ejemplo. Sin olvidar los orígenes, pero reinterpretándolos, hay una singular pizza a la brasa o una sorprendente pizza sandía.

Estas y otras muchas propuestas pueden aparecer en el Menú Degustación (snack, dos entradas, dos platos principales y postre) por 35 euros. Pero, sin duda, la experiencia imprescindible para foodies es la que se vive en la Mesa Cero: un único grupo de seis personas por servicio, como máximo, se las ve cara a cara y cuerpo a cuerpo con los cocineros para disfrutar de sus platos más crea­tivos y, sobre todo, de un momento irrepetible. Cuesta 60 euros. En unos casos y otros, Jordy Rome, el más joven de la familia, aconseja los vinos más adecuados a partir de una carta dinámica y trendy.