
Alfonso Sánchez, el chef del local más novedoso del castizo barrio madrileño de Chamberí, se define como hijo culinario de Alberto Chicote después de haber trabajado con él en Nodo y Pandelujo, y también ha estado con Ricard Camarena en Ramsés. La idea es la de un restaurante donde “sea la comida la que vista la vajilla” y la de ofrecer una cocina mediterránea y de sabor, basada en el producto de temporada convenientemente actualizada, en un espacio cálido y sencillo. Como muestra, las sardinillas ahumadas al sarmiento en el propio restaurante con majao de aguacate y pico de gallo, el escabeche de setas con yema de huevo trufada del valle del Yerri, la ventresca de atún rojo a la parrilla con piparras dulces, el solomillo de vaca de la sierra de Guadarrama al carbón con strogonoff de setas, el cuajo de oveja con chutney de peras, higos y espuma de miel o el tocinillo de cielo con fresas caramelizadas y sorbete de maracuyá. Platos como estos aparecen en el menú degustación (35 €) o en el gastronómico (55 €) y los arroces elaborados al horno o las cinco variedades de pan artesano están también entre las señas de identidad de Feeling. En la zona de gastrobar, a la entrada, horario ininterrumpido y propuestas más informales: croquetón de choco y allioli, bravas Feeling o bonito a la plancha con porra de Antequera.
- Feeling
- Sardinillas