Chapó Wines

Chapó-Wines---Sebast#826F91Por Lluís Ruiz Soler

El enólogo de Heretat de Cesilia lanza Chapó, Petit Chapó y Grand Chapó, amparados por la DO Alicante , desde un viñedo de monastrell en término de Petrer.

Sébastien Boudon es el artífice, en lo enológico, de Heretat de Cesilia, un hito en la historia contemporánea del vino de Alicante: la bodega noveldense que osó volver a hacer vino en un municipio consagrado desde hacía largas décadas a la uva de mesa, la que se atrevió a plantar albariño en el Reino de la Monastrell y la que elaboró joyas como los Ad Gaude de 2005 o 2006. Cuarta generación de una familia viticultora de la región de Burdeos, Boudon llegó a Novelda hace 10 años con la intención de cubrir una breve etapa de aprendizaje, como las que había pasado en Alsacia o en el Ródano, y su estancia se ha prolongado más de lo previsto. Enamorado de la monastrell y de los vinos “de sol”, cree que los de Alicante están superando la imagen granelista que se ganaron a lo largo de la historia y se siente orgulloso de su aportación al proceso.

Como otros enólogos que se han “realizado” en la profesión, sentía la necesidad de hacerlo también en el oficio: sin dejar de ser el director técnico de una bodega importante, quería tener además su bodeguita, donde hacer vinos a partir de un viñedo singular y de su personal manera de interpretarlo. La inflexión se produjo cuando vio unas vides de monastrell abandonadas en Xorret de Catí, en Petrer, a 900 metros sobre el mar: la altitud les permite a los viñedos meridionales dar frutos no marcados por la brutalidad del sol y tocados por la elegancia que aporta el contraste climático. La decisión final la tomó cuando, 7 años después, volvió a aquel viñedo abandonado, que seguía milagrosamente vivo. Se hizo con él y, junto a dos parcelas que supervisa en Banyeres y Salinas, es la piedra angular de Chapó Wines, el proyecto que se empieza a comercializar tras cuatro cosechas de consolidación.

La gama de Chapó Wines, una marca pensada para que sea comprensible en inglés tanto como en castellano o en francés porque está predestinada a la exportación, la integran tres vinos. El más ilustre, el Grand Chapó 2009, es un exclusivo monastrell de corte atlántico, con 18 meses en barrica bordelesa nueva de roble francés, del que apenas hay 300 botellas. El más básico, el Petit Chapó 2011, es un coupage de monastrell y garnacha tintorera sin madera, pero con la complejidad que aporta la maceración carbónica y a la espera de un 2012 con más acidez y menos grado. El de más proyección, a medio camino y con una atractiva relación calidad-precio —unos 12 euros—, es el Chapó 2010, monastrell de Xorret de Catí con 12 meses de roble francés, que cumple sus últimos días de afinamiento antes de salir al mercado. Para el otoño, Boudon espera tener listo un dulce joven de monastrell que aún no tiene nombre. Para el futuro, piensa incluso en elaborar un fondillón.