Juan Pérez Zúñiga
Editorial Verbum, 2015
Si Pérez Zúñiga hubiera sabido lo que pasaría después, no se mostraría perplejo en 1898, cuando publicó este librito, ante “lo que se ha escrito de poco tiempo a esta parte sobre materias culinarias”. Colaborador asiduo de la prensa madrileña de la época, narrador, poeta y dramaturgo, en Cocina cómica junta recetas explicadas con un sentido del humor que por momentos recuerda a Larra y poemas satíricos sobre diversos asuntos “gastronómicos”. Es un humorista, no un cocinillas. Por ejemplo, en la fórmula de las mollejas a la bearnesa, que toma del recetario de Ignacio Doménech, centra su sarcasmo en las “escaluñas”: ni sabe qué son ni logra averiguarlo. Como muestra de sus versos, ahí van los que confiesan que es un goloso empedernido al que le diagnostican diabetes: “Yo que siempre le he pedido / una muerte dulce a Dios, / hoy le retiro mi ruego, / pues sé que, en mi situación, / si tengo una muerte dulce… / ¡me voy a poner peor!”.