Hasta el 19 de marzo la despensa y cocina de esta isla en el restaurante madrileño Viridiana
Culinariamente puede que Menorca esté un poco eclipsada por Mallorca e Ibiza. Quizás porque de las tres es la isla que tiene menos turistas –y éste es uno de sus encantos-, fagocitada por el volumen de visitas que reciben las otras dos. Puede que por eso sólo conocen su gastronomía los que han tenido la suerte de pasar por la más septentrional de las Baleares.
Es una belleza, desde luego. Pero también tiene alicientes que van más allá de lo meramente paisajístico, y uno de ellos es que allí se puede comer muy bien.
Para demostrarlo el Consell Insular ha puesto en marcha las I Jornadas Gastronómicas de Menorca, que estarán en vigor en Madrid hasta el martes 19 de marzo. Y para ello han elegido a un restaurante de trayectoria consolidada, Viridiana.
Un cocinero lleno de personalidad como Abraham García ha creado un menú “fiel reflejo de la sobria y sabia gastronomía local y la peculiar despensa de la isla”, según él mismo comenta, pasado, eso sí, por el personal tamiz de este chef inclasificable, que nunca deja indiferente.
“Devorando Menorca” consta de cinco platos, un queso y dos postres. Para empezar un entrante con sobrasada menorquina sobre blinis de trigo sarraceno con mil y piñones, carnixua (un salchichón autóctono) y tomate de colgar con encurtidos menorquines. Le sigue una sustanciosa caldereta de morena y mariscos, verdaderamente estupenda (paréntesis para citar a su artífice: “me río de las bullabesas conociendo nuestras calderetas”, Abraham dixit). No podía faltar tampoco una coca de sardinas con orejones de melocotón y uvas pasas silvestres, o el calamar al ajo tostado con boniato asado y olivada, una magnífica combinación. La parte fuerte del menú termina con la perdiz roja salvaje con col en canelón gratinado, pelín falto de jugosidad.
El final se inicia con un queso de Mahón muy curado con mermelada de higos, media con un sorbete de limón al gin de Mahón como prepostre, y finaliza con la empanadilla caliente de requesón y cabello de ángel al chocolate amargo, una bomba para los que tengan la glucosa alta. Con el café, carquiñols y una hierbas digestivas con un porcentaje de alcohol nada desdeñable.
El precio de la degustación es de 60 euros, y no incluye vinos. Aunque recomiendan un blanco de chardonnay y un tinto de syran, ambos de la cosecha 2011, de Bodegas Binifadet (a 25 euros la botella).
RAQUEL CASTILLO