Av de la Libertad, 64
03140 Guardamar
Teléfono 965 728 340
A la carta, desde 30 €
Menú, 22/23 €
Abre todos los días
www.hotelmeridional.es
Las instalaciones del Meridional son dignas de un hotel de cuatro estrellas, aunque sólo tenga tres, y, con 50 habitaciones, sus dimensiones hacen posible compaginar la profesionalidad con el trato familiar y cercano. Su propietaria y directora, Margarita Rodríguez, le imprime el estilo de un negocio fundado por sus padres y que ella no ha dejado de poner al día tras formarse en escuelas de España y hoteles de Europa. La playa está a unos pocos metros y tiene una coqueta piscina con un encantador spa.
Pero, además, el Meridional es el hotel gastronómico por excelencia en el sur de la Costa Blanca. Su restaurante tiene acceso independiente y denominación diferenciada, desmarcándose del mediopensionismo al uso, y ratifica esa vocación con una cocina que es por sí misma de lo mejor de la zona. La carta, como manda el entorno, gira alrededor de unos arroces impecables: en el de secreto y verduras, ese corte de cerdo ibérico le da caché y melosidad al tradicional de magro. Les arropa un estupendo repertorio de entradas con aire de gastrobar donde también manda la tradición puesta al día en cuanto a ejecuciones y presentaciones. Con ellas se construye el menú de picoteo para las cenas, que los viernes, hasta el 30 de agosto, están amenizadas por buenas actuaciones de jazz en vivo: todo, 24,20 euros.
La milhojas de verduras es un buen ejemplo de su manera de entender la cocina: una parrillada de hortalizas en su punto exacto, montada con volumen y coronada por una lasca de bonito en aceite, resuelta con hechuras de gran plato. El suculento pulpo con patata ahumada reúne en lograda simbiosis a los dos emblemas de la gastronomía local, ya que se confita en aceite de ñoras y coral de langostinos para conseguir una de las mejores versiones de un plato con carta de naturaleza en la Vega Baja del Segura: el pulpo asado. La ensaladilla de merluza, el pan de cristal a la catalana con jamón ibérico o, sobre todo, la croqueta de perdiz —sabrosa cremosidad en un seductor envoltorio crujiente— tampoco están nada mal.
El comedor de El Jardín es todo él una terraza, confortable de día y deliciosa de noche, con zona de sofás para tomar también un buen gintónic.
LLUÍS RUIZ SOLER
