Lo que comenzó como el Annus Horribilis de la alta restauración en Valencia se ha reorientado hacia la euforia gracias a unas cuantas inauguraciones y refundaciones. Quique Dacosta se apunta con un nuevo restaurante gastronómico.
A principios de 2012, la restauración de Valencia DF era un dramático reflejo de la situación general de la Comunidad con los ceses de Ca Sento, Óleo, o Arrop. Ahora, los actores de aquella catástrofe protagonizan un renacer digno del Ave Fénix. Raúl Aleixandre, de Ca Sento, ha abierto un segundo gastrobar llamado 534 —así estaba la Prima de Riesgo el día D—, más ambicioso que Trencadish, el otro negocio actual del cocinero. Vicente Patiño ha rehecho su carrera en tiempo récord tras su salida de Óleo y ha fichado por La Embajada, un salón de eventos en un palacete del siglo XVII que el chef ha colocado entre los mejores. Y Ricard Camarena ha inaugurado, además de Central Bar —la renovada cantina del Mercado Central—, dos nuevos locales: el restaurante gastronómico que lleva su nombre y Canalla —un gastrobar de cocina y ambientación homónimos— comparten los antiguos locales de Torrijos, precursor de la debacle estelar.
Quique Dacosta se ha sumado a la fiesta con su nuevo restaurante en la ciudad. Se llama… ¡El Poblet! Tras unas semanas de incertidumbre en torno a su nombre y su ubicación, Quique Dacosta se decidió por recuperar para él la denominación del restaurante de Dénia donde se hizo cocinero y al que llevó a lo más alto antes de darle su propio nombre. Está encima de Vuelve Carolina, el low cost con el que completó su desembarco en Valencia. El Número Uno de la restauración valenciana tenía que mover ficha y su jugada ha sido tan imprevista como brillante.
Cuando era inminente en el mismo barrio el aterrizaje de Tomás Arribas —el fundador de El Poblet que, tras traspasárselo a su hijastro y socio, volvió a sus orígenes en Peix i Brases—, Dacosta tenía los mimbres para hacer el cesto: espacio de sobra en Vuelve Carolina —una segunda planta con acceso independiente—, su apoyo logístico y humano —incluyendo la plantilla que lidera Manoli Romeralo, capaz de afrontar cualquier reto—, una sólida marca —El Poblet— y el estilo contemporáneo que reemplazó por la vanguardia radical cuando aún podía dar mucho de sí.
Entre el low cost de Vuelve Carolina y el vanguardismo de Quique Dacosta Restaurante, El Poblet es un restaurante gastronómico “de estrella Michelin”: por ejemplo, ni en el primero ni en el segundo hay manteles, pero sí en este último. Su primera carta la integran los clásicos de El Poblet desde 1992 hasta 2009: arroz con bogavante, pulpo y pichón —y pelotas, en este caso—, cubalibre de foie, “la bruma”… Pero Dacosta no descarta que el nuevo restaurante vuele por sí mismo en manos de los cocineros Germán Carrizo y Carolina Lourenco. En cuanto a precio, el nuevo El Poblet, con menús a 30 y 42 euros, está por encima de Vuelve Carolina y muy por debajo de los 200 largos de Quique Dacosta Restaurante: entre 50 y 70 euros a la carta.
LLUÍS RUIZ SOLER