Gusto Mundial Baleárides SL
Santanyí (Mallorca)
Aunque los cristales tipo maldon hayan alcanzado popularidad como producto singular, la sal más gastronómica es la “flor”, avalada por algunas tan exclusivas como la de Guerande, en Bretaña. Rica en magnesio, potasio y calcio, que moderan su sabor salado, y con una vaporosa friabilidad —con perdón por el palabro, que se refiere a su carácter “desmenuzable” y crujiente—, le aporta un plus, por sí misma, a un entrecot a la parrilla o a una tostada con aceite. Se obtiene artesanalmente y sólo con el sol y la brisa del verano, filtrando la capa superficial que se forma en las salinas como quien quita la espuma de un caldo con una rasera. De ahí el precio: en este caso, unos 9 euros los 180 gramos. En la playa de Es Trenc, al sureste de Mallorca, se produce esta sal que es pura delicatessen. La hay natural y también aromatizada con hierbas mediterráneas, olivas negras, hibiscus, especias de Sri Lanka o pétalos de rosa y pimienta de Sechuán, además de “ediciones especiales”. LRS
