‘Juego de espejos’ de Andrea Camilleri

Giocco-di-specchiEdiciones Salamandra
Barcelona, 2014        

Decididamente, Salvo Motalbano —protagonista de esta y otras veinte novelas, así como de exitosas adaptaciones televisivas en Italia— no es Pepe Carvalho, por más que Andrea Camilleri haga esa comparación dándole un apellido que pasa como homenaje a Manuel Vázquez Montalbán, creador del detective gourmet que enseñó a comer a los progres de la Transición. Carvalho es un gastrónomo y Motalbano, un tragaldabas. Carvalho es el más canalla de los detectives y Montalbano, un policía que casi recuerda más a Miss Marple. La novia de Carvalho es una prostituta profesional y la mujer fatal de Juego de espejos, una guapita que se busca la vida. Los casos de Carvalho profundizan en la sociedad de su tiempo y, con las andanzas de Montalbano, Camilleri construye una buena trama detectivesca con el sentido del humor de las películas italianas de los 70 y con su erotismo reprimido. ¡La que habría liado Vázquez Montalbán con Carvalho metido entre personajillos de la mafia siciliana!

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