La evolución del bar-tienda de pueblo

El-Parador-de-FelicianoEl Parador de Feliciano. LA MARINA (ELCHE)
Av Alegría, 6. Tel.: 965 419 265

Quizá no sean arte los espectaculares fuegos artificiales de la Nit de l’Albà ilicitana ni los boquerones en adobo de Angelita Montellano, pero pueden llegar a conmovernos tanto como una catedral gótica. La esposa de Feliciano Linares, que en 1976 heredó la zona de bar de un comercio de detodo abierto por su padre en 1925, se hizo cocinera —profesional— en 2002, cuando su hija Marga lo transformó en El Parador. La chica se formó como sumiller y ejerce con los modales de los mejores, en un local con cierto aire de bar-tienda de pueblo —incluyendo el despacho de la bonoloto o la tragaperras— y el toque cosmopolita de la enoteca bien surtida que gestiona su marido, Pedro Gómez. Para comer, ahí están las gloriosas croquetas de calabacín, gamba y jamón, el pulpo a la plancha, el queso con foie, el entrecot de angus, las ostras de Santa Pola —si al principio eran un capricho para chauvinistas, son ya de lo mejorcito en materia de bivalvos— o unas excelsas alcachofas en salsa con lo suculento de un guiso y lo crujiente de una fritura: la cocinera tira de raíces y de su derecho a evolucionar. Para rematar, el pastel de calabaza es literalmente celestial y no sólo por su aspecto y textura de tocinillo. Además, se puede comer —salvo las noches de domingo a miércoles ni los lunes todo el día— por los 12 o 18 euros que cuesta el menú y por poco más a la carta. Una dirección a anotar en la agenda como “imprescindible”, con perdón de quienes la conocen y la querrían sólo para ellos.