Las novelas son para el verano

Novelas-veraniegasRelatos que transcurren en grandes restaurantes o en bares de pueblo, protagonizados por chefs o por gourmets, con mucho realismo mágico y, casi siempre, con una historia de amor de por medio. Todavía hay gastronovelas para leer en la hamaca.

En L’épicerie, un genio de las finanzas, parisino y arruinado, vuelve a la aldea de sus orígenes para heredar la tienda-bar del pueblo. Su idea de convertirla en un comercio exquisito choca con la tía con quien comparte la propiedad. El amor irrumpe para enredar las cosas… o para empezar a resolverlas.

La sonrisa de las mujeres es una comedia romántica de enredo con París como escenario, incluyendo restaurantes reales. La dueña de un bistrot lee casualmente una novela y comprueba que el autor se ha basado en ella y en su restaurante para describir el escenario de su historia y a la protagonista.

Un viaje de diez metros recoge dos relatos casi independientes y bien distintos. Primero, cuenta la peripecia de una familia de restauradores que deja Bombay, pasa por Londres y acaba en los Alpes franceses. Luego, 20 años después, el niño que narraba en primera persona aquella historia triunfa en su restaurante de París y reflexiona sobre la alta restauración, sus chefs, los gourmets, los críticos, las guías o sus estrellas.

En Sal de vainilla, un cocinero talentoso y cascarrabias se queda sin amigos, sin personal y sin comensales. Emplea a otro corazón solitario que no sabe de cocina o vino, pero sí captar clientes en las redes sociales. Su historia de amor y desamor transcurre en un escenario real como la restauración misma.

Planeta ha reeditado en ocho tomos las aventuras de Carvalho, el detective gourmet que revolucionó el género negro y les enseñó a comer a los progres de la Transición. El cuarto, Huidas, incluye entre otras “Los mares del Sur” —quizá, su mejor novela— y “Tatuaje”, la primera en la que presenta los rasgos que le harían famoso, con su afición a la cocina y a la mesa.

La protagonista de El jardín de los hechizos influye en los sentimientos de quienes comen los platos preparados con las plantas de su jardín. Su sobrina presiente dónde va cada cosa —como en la cocina que nunca ha pisado— y le encontrará a su tía el lugar que no tiene sentimentalmente. Lograda secuela del realismo gastromágico que inauguró “Como agua para chocolate”.

Concesiones a lo fantástico aparte, la ciencia neurológica registra casos como el de La abuela Lola, que, tras sufrir un ictus, pasa de no mostrar el menor interés por la comida a convertirse en una excelente cocinera. Su nieto, un niño enfermizo y retraído, descubre con ella el valor de la cocina como vínculo de las personas entre ellas y con su identidad.

En Arroz de Palma, un anciano cocinero brasileño evoca la historia de su familia desde que sus padres salieron de Portugal. La tía Palma llevó con ellos el arroz que les echaron en su boda, que tiene poderes mágicos. Escrita con profundidad literaria, destreza narrativa y predilección por lo dramatúrgico.