Maripuri invita a la familia


Por Lluís Ruiz Soler

Maripuri había convocado a sus hijos, a sus nietos y a sus primos de Albacete para una celebración familiar y reservó mesa para 18 a las 9 y media.

La mayoría llegan a la hora y les sirven cervezas, cocacolas, almendras y aceitunas. Pero los primos de Albacete llaman unos minutos más tarde: ha surgido un pequeño contratiempo y todavía van por Almansa. Cuando una hora después llegan a la ciudad, no encuentran el restaurante y el yerno de Maripuri sale a buscarlos. Finalmente, hacen su aparición a las 10 y media pasadas y tienen muchas cosas que contarse. ¡Tanto tiempo sin verse y mira lo que les ha pasado!

Casi a las 11 están sentados, pero, entonces, son la hija más guay de Maripuri y su novio los que no han llegado todavía. Cuando lo hacen, ella conoce a todas las clientas del local, las saluda una por una antes de dirigirse a su mesa y les pone a todas al corriente de las últimas incorporaciones de su ropero. A las 11 y media, el maitre puede, por fin, repartir las cartas, pero el yerno de Maripuri le dice que sus hijas están a punto de desfallecer, que no han merendado para poder cenar y que haga el favor de servir el pan y el aceite antes de tomar la comanda. El maitre lo hace y cree que ya puede empuñar el bolígrafo.

Pero, entonces, resulta que la hija más guay de Maripuri es incapaz de hablar de comida sin una botellita de vino delante y el maitre le entrega la carta correspondiente. Le asesora, comprueba que la chica ha hecho un cursillo de cata y sabe de esto mogollón, le ayuda a decidirse entre un cabernet o un merlot, abre un par de botellas, sirve vino para todos. Tomar la comanda en una mesa de 18 con tantas teclas es una tarea ardua, pero, al menos, puede abordarla de una vez.

Pasadas las 12, con la cocina al borde del motín, el maitre logra por fin pinchar la nota en el comandero. Afortunadamente, ya casi no queda trabajo y todo el equipo del restaurante se dedica en cuerpo y alma a sacar adelante aquella maldita mesa. Y lo hace en tiempo récord: antes de la 1 y media están en la calle.

Días después, Maripuri se encuentra a la esposa del maitre en el súper y le cuenta que estuvieron en el restaurante de su marido. Que qué bueno todo. Pero qué lentos. ¡Dios santo, estuvieron 4 horas para cenar!