Campoliva
Pegalajar (Jaén)
La frantoio es una de las variedades de oliva, junto a la koroneiki griega, que va camino de convertirse en la cabernet sauvignon del aceite. Aunque apunta maneras de aceituna global, es inconfundiblemente toscana: “frantoio” deriva de “frangere” o “romper” y no significa sino “molino de aceite” en italiano. Pero hasta en la aceitunera Jaén —un océano de olivos de picual— se cultiva ya esta variedad. ¿Será el encanto de la Toscana lo que impulsa su implantación universal? Quizás. O, también, el éxito mundial de sus aceites, amables y versátiles como este de Melgarejo, de intenso aroma a manzana y alcachofa, dulzón y levemente amargo, con el toque picante justo para darle chispa. La almazara jienense también elabora un picual, un arbequina y un hojiblanca, además de un coupage al que llaman “composición” y que, pese a la moda de los varietales, es el más cotizado: unos 10 euros la botellita de cuarto de litro, frente a 8, aproximadamente, del frantoio.