Mi reino por un Cirsion

Lo que llevó a un millonario ruso a abrir Hedonism, una enoteca londinense que roza lo pornográfico, no fue un Yquem de 1811, ni un imperial de La Tâche, ni ninguna añada de Mouton-Rotschild, sino el vino más exclusivo de la bodega riojana Roda. 

Evgeny Chichvarkin —joven, ostentoso, multimillonario y ruso, por más señas— tuvo que salir por piernas de Moscú en 2008, cuando le dieron el chivatazo de que iban a detenerlo por secuestro y extorsión. Fue a parar a Londres, donde hacía poco más que combatir el tedio: eso sí, discretamente, para eludir la extradición. Un día de 2010 quiso hacerlo despachándose una botellita de Cirsion 2001 y no otra cosa, pero se sintió terriblemente contrariado ante la imposibilidad de conseguirla en toda la metrópoli. Sin embargo, Chichvarkin es un tipo positivo y le vio el lado bueno al asunto: ahí había un interesante nicho de mercado. Porque ¿qué hacen en Londres cuando les apetece un Yquem de hace dos siglos, un Margaux de 1892 o un Romanée-Conti de cualquier añada?

Esa gente necesitaba una solución. Fichó a una compatriota experta en el comercio de lujo, se patearon Mayfair —el barrio más exclusivo de la ciudad— hasta dar con el local idóneo a cualquier precio y le levantaron el director de compras de vino al mismísimo Harrods, con el encargo expreso de hacer acopio de rarezas vinícolas en la tienda más ostentórea del orbe. ¿Una colección de grandes crus de Borgoña 2005 en magnum? Me la quedo, nos la quitarán de las manos por 100 mil miserables libras. ¿Una vertical de Mouton-Rotschild de 1945 a 2004? Venga, ya se la venderemos a alguien por más de 130 mil. ¿Un imperial de La Tâche 96? La ganga, 29 mil. Y así, todo: Ródano, Rioja, Napa, Toscana, Tokay, Mendoza… Hedonism Wines va sobrada de cualquier región, cosecha o marca. En total, más de 4.500 referencias de vino y unas mil de destilados: sólo, lo más desmedido.

Los veteranos del sector han reaccionado con escepticismo y uno de ellos se pregunta: “Pero ¿va a ganar dinero o atraerá a muchos frikis que pasarán allí el día encantados y se irán con las manos vacías?” Sin embargo, Chichvarkin espera obtener beneficios en 2015, aunque ha invertido “una cifra de ocho dígitos”. Para ello, cuenta con que “en Mayfair tenemos un terroir y un microclima únicos”, en alusión al poder adquisitivo del vecindario. Tatiana Fokina, su compatriota convertida en gerente, se lo ve hecho, sobre todo porque en Hedonism están dispuestos a llevarle el pedido al cliente a su yate, a su avión, a su isla privada o, urgentemente, en su flotilla de camionetas isotérmicas, a cualquier restaurante de Londres donde el sumiller se haya quedado sin existencias en ese momento.

La historia la contó el periodista John Stimpfig hace poco en el Financial Times. Stimpfig confiesa “sentirse un poco mal ante Jeroboam, la tienda de vinos exclusivos de Davies Street que estaba ahí, a lo suyo”, justo enfrente del local que Chichvarkin eligió para abrir ese “paraíso enófilo tan increíblemente seductor que roza lo pornográfico”.

LLUÍS RUIZ SOLER

FOTOS: BEN FISHER / HEDONISM WINES