Ocho vinos tintos para todo tiempo y lugar

Ocho-tintos

Por Lluís Ruiz Soler

Aurea, Baltos, Conde del Real Agrado, Marqués de Arviza, Montecastro, Quinta Sardonia, Equilibrio, Somiadors… Vinos para un primavera imprevisible. Hemos iniciado la temporada de los más refrescantes y desenfadados, pero, con este tiempo tan loco, un tinto es un tinto en cualquier época y en cualquier sitio.

Nos gusta la mencía de la DO Bierzo y su apego al terreno. El Aurea de Pittacum es la expresión de un viñedo centenario donde no ha habido ni puede haber más intervención que la manual. Pasa 14 meses en roble francés nuevo y reposa largamente en botella. Elegante, varietal y profundo, tiene el “aura” de un gran vino a unos 24 euros la botella.

Por 8 o 9, otro reflejo de aquella tierra y su variedad. Baltos reivindica su vocación tabernaria y es el tinto más joven de Dominio de Tares: 4 meses de barrica y 8 o más en botella. Así alcanza su atractiva complejidad aromática —mucha fruta, pero también especias y regaliz— sin perder la potencia frutal. Acaba de salir el de 2013.

Para envejecimientos más prolongados, un crianza de Rioja, con notas más evolucionadas y sedoso al paladar. El Marqués de Arviza 2012, tempranillo de la Rioja Alta, reivindica un carácter frutal que aparece envuelto en torrefactos y especiados. El clasicismo también predomina en su presentación. Unos 10 euros.

En Rioja no todo es tempranillo. En el Conde del Real Agrado 2012 hay más garnacha (60%) y, también, graciano y mazuelo: 5% de cada. Otro crianza de corte clásico, incluidas la botella, la etiqueta y la relación calidad-precio: 6 o 7 euros. Viñedos de Alfaro, en la zona más meridional de la DOC, elabora además otras seis referencias.

¿Mejor un Ribera? El crianza 2012 de Montecastro es el primer vino de esa bodega vallisoletana elaborado por el equipo del enólogo Peter Sissek, artífice de los Pingus, que se hizo cargo de ella tras su adquisición por Hacienda Monasterio. Un ribera de altos vuelos —tinta fina, un 5% de merlot, roble francés nuevo y seminuevo— a unos 16 euros.

También de Valladolid, pero sin DO, es el Quinta Sardonia 2011: la tempranillo de allí (72,5%) y cabernet (21,5%), además de syrah, malbec y merlot. Calculada combinación de variedades y suelos —en cultivo biodinámico—, con 18 meses en roble francés nuevo y seminuevo: un vino singular, sofisticado en nariz y amable en la boca. Cuesta unos 32 euros.

¿Algo mediterráneo? Jumillanos de pura cepa son los Equilibrio 4 y Equilibrio 9 —el número alude a los meses de barrica— de Sierra Norte. Monastrell en estado puro. Más juvenil el primero, más puesto el segundo y rabiosamente varietales los dos, cuestan unos 8 y 10 euros, respectivamente. También hay un Equilibrio joven a 6 o 7.

El proyecto 7 Magnífics explora viñedos peculiares de Cataluña: Terra Alta —Rebels de Batea blanco y tinto—, el Montsant —El Senat— y, ahora, la DO Empordà. Dos de sus uvas emblemáticas —cariñena y garnacha— se funden, tras una pequeña crianza en roble francés, en el racial y entrañable Somiadors 2014: unos 15 euros de paisaje ampurdanés metido en la botella.