Proscritos, pero glamurosos

La hostelería española va recuperando el pausado ritual del puro gracias a la fórmula del club privado para fumadores, que permite a los clientes de algunos locales disfrutar de la liturgia del cigarro sin quebrantar la ley.

Hilo conductor de una conversación entre amigos, cierre de un buen negocio, ritual para paladares avezados… Un puro artesano requiere un proceso de elaboración de hasta 4 años, no lleva aditivos químicos ni papel y su desaparición de la liturgia gastronómica fue uno de los efectos colaterales de la Ley Antitabaco. Pero ciertos locales van recuperándolo aprovechando los escasísimos resquicios legales, en lugares que se sobreponen con glamour y exclusividad a su inevitable complejo de antro para proscritos. Los clubs privados para fumadores, asociados en ocasiones a coctelerías y restaurantes de lujo, tienen entrada independiente y la ventilación que exige la normativa. Legalizados como sociedades sin ánimo de lucro, no pueden tener personal de servicio, pero se las arreglan para que el cliente esté a gusto y atendido.

En un año y pico desde la entrada en vigor de la Ley Antitabaco, casi una veintena de clubs de fumadores han abierto en Madrid. El primero fue el Royal Smoking Club del Gin Club Kerala, inaugurado hace año y medio. El último, el Churchill Club, con capacidad para 28 personas sentadas y 50 en cóctel, decorado con sofás Art Decó, lámparas de diseño italiano y aires neoyorquinos, que se encuentra en el Klimt Gin Club. En su cava hay una docena de referencias de diferentes vitolas: puros habanos, dominicanos, ecuatorianos y hondureños. Cualquier socio puede llevar también su propio puro o su caja y tomar una copa: 80 marcas de ginebra, 35 de ron, una veintena de vodkas y otras tantas referencias de whisky, además de champagne. Se pueden pedir por copas o botellas en la barra de Klimt y, eso sí, bajárselas al club y servirse uno mismo. La inscripción cuesta 150 euros anuales con una botella incluida, pero es posible hacerse socio por un día, sin pago de cuota, rellenando un formulario. Klimt y Churchill Club están en Capitán Haya, 48, y para inscribirse hay que hablar con Ángel de Felipe (teléfono 659 036 991).

El de Santceloni fue uno de los pioneros y el primer club para fumadores en un dos estrellas español. Se trata de un espacio exclusivo, en la propia sala del restaurante de Santi Santamaria en la Villa y Corte, perfectamente acondicionado, aislado y abierto al patio exterior del hotel Hesperia Madrid. Previa reserva para un máximo de doce personas, se puede tomar un digestivo o una copa y fumar un buen habano de una de las mejores cavas de puros de España, con más de cien referencias de todos los tamaños y calibres, de marcas como Montecristo, Hoyo de Monterrey, Cohiba o Punch. También hay puros dominicanos, una pequeña representación canaria, algunas añadas históricas —2004 y 2005, por ejemplo— y ediciones limitadas difíciles de encontrar.

En www.crearclubfumadores.com, la asesoría CCF, del Grupo Rásel, ofrece sus servicios a los restaurantes, coctelerías y entidades que deseen crear un club de fumadores acorde con la ley.

LLUÍS RUIZ SOLER