ReLevante: la versión urbana de Cal Paradís

ReLevante

Por Lluís Ruiz Soler

Hace tres años, Miguel Barrera obtuvo el reconocimiento de la guía Michelin para el restaurante de su familia en Vall d’Alba —un pueblecito a caballo entre La Plana y el Maestrazgo— y, desde hace dos meses, dirige una taberna española en Liverpool. El buque con el que desembarca en Castellón se llama ReLevante.

La estrella de Cal Paradís es una de las que más mérito tienen en el universo Michelin. Amaneció en 2014 y ha hecho que su artífice, Miguel Barrera, se convierta en referente y embajador gastronómico de la provincia de Castellón, cuyo potencial agroalimentario nunca se ha visto correspondido por una restauración a su altura. Nina y Angelo, a finales de los 80, era el único precedente en cuanto a estrellas Michelin en el norte de la Comunidad y lo de Barrera fue como la llegada del mesías. Porque, además, se trataba de un personaje entrañable con un profundo arraigo en el negocio y en el territorio. “Nos fijamos en él porque era una persona ‘normal’”, subraya Juanjo Heras, director de Hoteles NH para Cataluña y Levante: cualidad remarcable, efectivamente, al hablar de cocineros hoy en día.

NH viene a cuento de ReLevante, la propuesta de Barrera en el hotel Mindoro de Castellón. La cadena hace de la gastronomía una de sus señas de identidad, pero la incorporación de chefs de prestigio se había ceñido hasta ahora a Madrid y Cataluña: Óscar Velasco, Paco Roncero, el mismísimo David Muñoz… El ingenioso nombre del nuevo restaurante toma lo de “levante” como metáfora del Mediterráneo —del apego del propio Barrera al terreno y a su despensa— y lo re-fuerza para darle más re-levancia aún. Pero no es un clon de Cal Paradís, sino una versión “urbana”. Hay un menú a 23 euros, otro a 35 y una pequeña carta con mucho producto autóctono —trufa, queso de oveja, tomaca de penjar, langostinos, pescados del Grao, cítricos— interpretado impecablemente en clave de autenticidad y sabor: es la marca de la casa. Por ejemplo, mollejas de ternera con brasas y chirivía, canelones de pollo con trufa, raya con rossejat de fideos o bacalao con pies de cerdo, dignos de la estrella de Vall d’Alba.

En ese pueblecito a medio camino entre La Plana y el Maestrazgo abrieron los Barrera el bar-restaurante Paraíso en 1973 como una de las pocas opciones de avituallamiento en la larga ruta de Castellón a Teruel. Miguel estudió Magisterio para hacerles creer a sus padres que, en efecto, iba a desvincularse del ramo, pero, inmediatamente después, se apuntó a la Escuela de Hostelería. Se incorporó al negocio a principios de los 80 y en 2005 lo refundó brillantemente junto a su esposa, Ángela Ribés. El reconocimiento de la Michelin en 2014 marcó el inicio de una carrera como chef business que hace unos meses le llevó a Liverpool, donde dirige Gracias: una exitosa taberna española. Cosas auténticas. Y relevantes.