Salvador Poveda Monóvar (sin DO)
Nada que ver con los riesling del Rin, salvo el estar hecho con esa variedad originaria del centro de Europa que a los Poveda se les ocurrió explotar a muchos kilómetros y en un clima mucho más cálido. Bendita ocurrencia, porque el riesling de Monóvar ha resultado ser, con el tiempo, algo tan diferente a los vinos alemanes o alsacianos como a cualquier blanco de su entorno y con una relación calidad-precio superior a todos ellos: factura impecable a unos 4 euros. Sin la acidez de aquellos —y sin su potencial de envejecimiento—, tiene una alegría mediterránea, una exótica frutosidad —plátano, pera, frutas de hueso— y unas notas dulzonas que hacen de él un vino absolutamente trendy. Como en otros casos, los Poveda se adelantaron a las tendencias su tiempo y la variedad, antes incluso de posteriores desavenencias con el Consejo Regulador, nunca fue reconocida por la DO Alicante: de ahí la treta de llamarle Risling en lugar de “riesling”.