Por Raquel Castillo
Las mujeres que lo lean sabrán que este año la tendencia en el mundo de la moda se escribe en rosa. Y puede que lo rosa no sea “lo más” del panorama vinícola, pero reivindica su sitio.
Hace tiempo que los rosados dejaron de ser ese vinillo “sin chichá ni limoná”, que ocupaba una tierra de nadie entre blancos y tintos. Se hacen rosados estupendos por toda España, en todas las denominaciones y con uvas muy distintas. Las bodegas siguen apostando por ellos, y buena muestra son estas dos novedades recién salidas al mercado.
El primero un rioja, el rosado Azpilicueta 2013, elaborado por la enóloga Elena Adell con un 65% de viura y un 35% de tempranillo, con una crianza de cuatro meses con sus lías. Un rosado pálido (color piel de cebolla) pero muy vistoso, con una nariz atractiva a base de frutas como la frambuesa o la grosella y flores blancas. Muy fresco también en la boca, con nervio, seco, amable, un vino elegante, que se bebe con gusto. Su precio, 7,50 euros.
El Mont Marçal 2013 nos llega del Mediterráneo, concretamente de la DO Penedés. La bodega, conocida por sus cavas, se adentra también en el segmento de los jóvenes con esta elaboración de merlot y cabernet sauvignon, variedades que vinifican por separado. En este caso el llamativo –y bonito- color grosella es una de sus bazas. La nariz también se va al rosa, al de los aromas de la fresa, de la cereza, con notas dulzonas que recuerdan a las “chuches”. La fruta también está presente en la boca, con una acidez equilibrada. Fresco, ligero, permanece en el retrogusto. Precio: 4 euros.