
Lo malo del boom del vino es que uno puede sentir la obligación de aparecer como un entendido ante los amigos, el cliente o la chica con quien comparte mesa. O, al menos, el temor de parecerles un ignorante. Para resolver problemas de autoestima tan graves como ese, están los manuales de autoayuda a la americana, que tienen tanta aceptación como este de Planeta publicado en versión de bolsillo un año después de su primera edición, con la promesa de obtener rápidamente unos resultados asombrosos: nada más y nada menos que “convertirte en un experto en vino” en el escaso tiempo necesario para leer un librito que resume lo que se debe saber sobre ese mundillo y lo explica de una manera tan clara como amena. Pero lo de convertirse en un experto requiere mucha más información y mucho más tiempo. Además, quién quiere un experto en vino, si basta con darle una patada a una piedra para que aparezcan setecientos debajo.