Cómo conocí a Juanyta Me Mata

Juanita

Juanyta Me Mata. MADRID 
Diego de León, 60. Tel.: 912 192 165

Salgo de la oficina con el firme propósito de ir al gimnasio, pero mi destino cambia con una llamada. María, mi amiga más trendy y testaruda, se empeña en ir a Juanyta Me Mata, un restaurante que acaba de abrir Juany Reinoso en el Barrio de Salamanca. Es una joven empresaria, copropietaria de Burbucar, donde María lava su Mini. La acompaño.

La terraza está preparada para el invierno con calefactores y mantitas, pero el interior, que se ve a través de los ventanales, capta mi atención: es cosmopolita y funcional, obra del interiorista Nacho García de Vinuesa. ¿Me siento en una mesita alta con taburetes o en los sillones con mesa para dos?

Un camarero atento y guapísimo trae dos cartas: la de Delicias, con propuestas para compartir, y Food Style, con primeros, segundos y postres. Las Delicias son tentadoras: verduras en tempura con salsa de yogur, milhojas de rabo de toro, solomillitos de ternera gallega… Y, aunque esté en la cuesta de enero, me lo puedo permitir, porque sólo cuestan entre 5 y 8 euros. María ha traído una botella de Lalama, un tinto de guarda de Dominio do Bibei. Con el servicio de descorche, a 4 euros, puedes llevar el vino que te apetezca.

Decidimos pedir a la carta: una ensalada de la huerta con ventresca, cebolleta y germinados, y unas alcachofas salteadas con jamón, aunque las alubias de Tolosa me estaban diciendo ¡cómeme! Para continuar, María optó por el cordero asado a baja temperatura y yo me dejé seducir por una hamburguesa de buey con rúcula, queso brie, tomate y cebolla caramelizada. Además, puedes elegir la guarnición: pimientos del piquillo caramelizados, arroz con verduras, champiñones con cebolla caramelizada, patatas bravas al horno o verduritas al horno.

A la hora del postre fui buena chica y pedí un timbal de frutas de temporada. Evité la tentación de los crepes rellenos de nocilla o del arroz con leche de caserío y canela, pero un domingo de estos iré a merendar con mis hijos.

Casi sin darnos cuenta, el local se había llenado de gente guapa y la barra estaba de lo más animada. ¿Por qué no tomarnos un gintónic? María, tan a la moda, pidió uno con manzana verde, apio y jengibre. La música, muy acertada: elegante, actual y nada estruendosa, te permite hablar y escuchar.

La velada dio para risas, confidencias y hasta un poquito de trabajo. Soy adicta y le pedí el teléfono a Juany para contratar su catering en los próximos eventos que organice. Además, tiene una barra de take away. ¡Me lo apunto!

La asignatura pendiente es ir a desayunar. Sueño con el english breakfast —huevos, patatas, jamón y café por 4,50 euros—, aunque para la operación post-turrón debería decantarme por el desayuno mediterráneo: yogur griego, zumo de naranja natural, cereales y miel, por 3,40.

Desde ese día, Juanyta Me Mata desde el desayuno hasta la cena.

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