Gema Penalva RestoBar, prometedora novedad

Canalejas, 9

El término “gastrobar” parece haber caído en desgracia tan rápidamente como triunfó, quizá porque un concepto pensado para salvar lo salvable ante la crisis se ha aplicado con demasiada frecuencia a la búsqueda del negocio fácil. Pero eso, el concepto, sigue vigente mientras no se demuestre lo contrario y el caso de Gema Penalva es de libro: una profesional joven y exitosa que se ve abocada al autoempleo y calcula al milímetro todos los riesgos, incluido el de optar por una denominación desprestigiada o inventarse un palabro que venga a decir lo mismo. Su “restobar” es un gastrobar de reglamento y para cumplir con lo de “resto” le faltarían, por ejemplo, guisos o arroces u otras propuestas que hagan de plato “principal”. Los huevos —con sobrasada y queso, por ejemplo— o sus magníficas cocas del pastor —si pedimos dos— pueden hacer la función para que un simple picoteo del bar se convierta en toda una comida de restaurante. La de rape con alcachofas, la de chipirón relleno o la de carrillera de ternera dan la medida de una cocina sólida, hecha con buenos productos y las dosis justas de imaginación. En tapas como el bacalao al pilpil de níspero o las mollejas con ajoblanco —dos platos importantes—, Gema Penalva da la medida de su talla técnica y creativa. Postres como el cremoso de mascarpone o el brownie refuerzan lo de “resto” frente a lo de “bar” y una buena oferta de vinos por copas le daría solidez a lo de “restobar”. Con el servicio corto de rodaje en los primeros compases de su andadura, lo tiene todo, sin embargo, para convertirse en una de las primeras opciones en el Alicante de esta crisis interminable.

TEXTO: LLUÍS RUIZ SOLER