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Paco Morales presentará en Madrid Fusión su ambicioso proyecto de restaurante-auditorio que se monta y desmonta para viajar por todo el mundo

Madrid Fusión ya ha difundido el avance de programación para su décima edición, del 24 al 26 de enero. Paco Morales, del hotel Ferrero de Bocairent, será una de las estrellas del certamen, con varias ponencias y un ambicioso proyecto.

La décima edición de Madrid Fusión, que se celebrará del 24 al 26 de enero, incluye varias intervenciones de Paco Morales, el chef del hotel Ferrero, en Bocairent. Entre otras cosas, Morales hablará del ambicioso proyecto desarrollado con los arquitectos José Ramón Tramoyeres y Ramón Bandrés, que consiste en un restaurante-auditorio de 300 metros cuadrados totalmente desmontable. Diseñado para prestar servicios de restaurante y realizar demostraciones culinarias, su objetivo es difundir la cocina española en los escenarios más exclusivos del mundo.

A sus 31 años, Paco Morales es uno de los valores más sólidos de la cocina contemporánea española, con un estilo culinario y un proyecto empresarial llamados a estar entre los más grandes. Tras ser jefe de cocina en Mugaritz con 22 primaveras, conquistó Madrid desde Senzone. Hace 3 años, el tenista Juan Carlos Ferrero le propuso dirigir su lujoso hotelito de Bocairent, donde la aproximación a la materia prima de la comarca o a las recetas tradicionales valencianas ha definido una cocina profundamente personal y con los pies en el suelo.

Radicalmente creativo e innovador, su filosofía se resume en un concepto: la vanguardia comprensible. Se trata de adaptar sus inquietudes de cocinero vanguardista a una coyuntura mucho menos boyante que la de épocas anteriores y de apostar por valores seguros, desarrollando propuestas rotundas que no crean dudas. Los platos de Paco Morales son bonitos y sabrosos. Sigue la estética de Mugaritz, pero le da prioridad a la suculencia y al sabor. A la hora de crear es tan radical como el que más, pero cocina para el comensal, no para sí mismo. Aprendió a guisar en el negocio de comida para llevar de sus padres, en Córdoba, y, con la técnica adquirida en Mugaritz o en El Bulli, busca la redondez: que el comensal se sienta tan satisfecho como él mismo. Sorprende con la comida, pero sin olvidar que es, ante todo, comida. Busca el equilibrio entre lo apetitoso y lo estético con recetas que no dejan indiferente, pero no por su rareza, sino por su contundencia gustativa. Sus platos son extraordinariamente innovadores y, además, hay cocina detrás. Manipula mínimamente el producto, busca cosas que armonicen con él, juega a combinarlas y se deja llevar por sus corazonadas, desde una actitud a medio camino entre la del artista y la del profesional. Enormemente riguroso y técnico, es también extraordinariamente creativo, lo que le permite, por otra parte, una regularidad que es todo un rasgo de estilo de su cocina.

Sus triunfos en el Campeonato de España de Jóvenes Cocineros o en el Concurso Chef Millesime y la consecución para su restaurante de la primera estrella Michelin le han consolidado en el último año entre la élite de los cocineros españoles.